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c3mundos.org
Quien
controla el destino,
sabe
que el tiempo
germina
en color transparencia.
El destino ha huido
de las profecías,
de las premoniciones,
de los desaciertos;
se auto blasfemó creador.
Dejó de ser un supuesto,
y ahora, dueño del tiempo,
intenta llevar a la existencia
a un seguro y eterno final.
De nada sirvieron
las clonaciones de tantos dioses,
de tantas especies,
de tantas obras teatrales,
de tanta diplomacia barata.
Cuando la posibilidad de existir,
es un milagro que ofrece la muerte.
El fin de la vida
no fue por la disputa
de los combustibles,
ni del agua,
ni de los egos,
ni de los vientos,
ni de la semilla de la cocaína,
ni por la creación del mejor reality,
ni por la sepultura del planeta;
nada de esto fue relevante,
frente a la conquista de la eternidad:
todos queríamos morir,
huir de la vida,…
ya que esta vez, morir,
sí qué era lo más seguro.
De nada sirvieron las mentiras,
ni el dinero en exceso,
ni las vanidades en exceso,
ni el sexo en exceso.
Cuando hay un final sin existencia,
cuando hay un final sin resucito.
El amanecer del universo
está inmaculado de ángeles,
porque las almas libres
han muerto para siempre.
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